Balbuceo comunicativo

“La práctica del balbuceo proporciona al niño los recursos esenciales para la identificación y la formación de las primeras palabras”

Vihman, DePaolis & Keren-Portnoy, 2009

Balbuceo comunicativo

El balbuceo comunicativo se produce cuando los bebés se expresan con intencionalidad, es decir, cuando intentan transmitir información sobre algo o sobre acciones concretas. Su forma sonora es netamente silábica. Puede ser similar a la del balbuceo inicial, en el sentido de combinar una consonante y una vocal ([ba], [ga], o también puede ser más variado y combinar varias consonantes en secuencias como [bagaga ], [cota] o [tapitapi]. En todo caso, los balbuceos más variados conviven con los más simples (aquellos que solo utilizan una única consonante).

Nos podemos preguntar cómo podemos averiguar si un bebé se está comunicando intencionalmente o si simplemente está produciendo vocalizaciones “no comunicativas o exploratorias”. Para esclarecer este punto, el contexto es importante: el balbuceo comunicativo se produce prototípicamente en un contexto en el que hay atención conjunta. En estas situaciones, los niños también dirigen la mirada hacia el adulto y el objeto, y pueden utilizar gestos de señalar.

Por otro lado, los balbuceos comunicativos más variados ya empiezan a reflejar las características fonológicas y prosódicas específicas de la lengua materna que los bebés están adquiriendo.

Los bebés usan gestos y relacionan balbuceos y objetos cuando empiezan a comunicarse con intencionalidad.

Entre los nueve y los diez meses de vida, los bebés ya empiezan a balbucear intencionadamente. Esto se produce cuando aprenden que las acciones que realizan los adultos muestran alguna intencionalidad comunicativa (pedir algo, contar algo). Este balbuceo comunicativo surge de forma natural si en los meses anteriores ha habido balbuceo canónico.

Entre los nueve y los diez meses también aparecen otras capacidades fundamentales para el desarrollo lingüístico y cognitivo. Una de ellas es la comunicación con gestos, que se observa generalmente a partir de los diez u once meses de vida, cuando los bebés empiezan a señalar diferentes referentes (objetos o acontecimientos) de su entorno.

La otra capacidad que surge durante estos meses es la de relacionar las producciones orales (primeras formas de palabra o simples vocalizaciones) con objetos o eventos. Los bebés comienzan a entender que las vocalizaciones o los gestos se refieren a algo que hay en el contexto comunicativo.

El balbuceo comunicativo ya refleja características de la lengua materna

Los balbuceos comunicativos, generalmente secuencias de sílabas no reduplicadas combinando diferentes vocales y consonantes, ya incluyen sílabas acentuadas y patrones de entonación pertenecientes a la lengua materna. Por ejemplo, se ha visto que a los once meses ya se pueden distinguir si las vocalizaciones de los bebés reflejan una petición o bien un comentario sobre algo.

En cuanto a la acentuación, se ha comprobado que los niños de doce meses ya pueden producir de manera diferenciada una sílaba tónica (acentuada) y una sílaba átona (no acentuada). Es decir, que producen unas sílabas con mayor frecuencia fundamental, intensidad y duración (las sílabas tónicas) que contrastan claramente con las demás (las sílabas átonas), que es justamente lo que hacemos los adultos.

A partir del balbuceo comunicativo surgen las primeras palabras

El balbuceo comunicativo, rico en combinaciones de sonidos, es el paso previo a la producción de las primeras palabras. De hecho, si se escuchan detenidamente las cadenas de balbuceo que los bebés producen cuando se acercan a la edad de doce meses, es habitual que empecemos a identificar la forma de alguna palabra.

Estas primeras palabras se diferencian de los balbuceos en que se parecen fonéticamente y prosódicamente a las palabras de la lengua adulta y, por tanto, los adultos del entorno las reconocen como tales. Además, estas palabras se utilizan repetidamente en un mismo contexto. En cambio, durante la etapa del balbuceo comunicativo, los niños no han aprendido que pueden utilizar una misma etiqueta para referirse a una misma acción u objeto, aunque sepan que los sonidos y los gestos les sirven para comunicarse intencionalmente.

Consejo

Cuando los niños realizan vocalizaciones que se parecen a palabras con intencionalidad, ¿cómo podemos potenciar este comportamiento los adultos?

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