“El gesto ofrece una ventana a los significados y conceptos que los niños en las primeras etapas del aprendizaje de la lengua todavía no son capaces de transmitir con el habla”.
Cartmill, Demir & Goldin-Meadow, 2012
Gesto de señalar
Desde el octavo mes de vida, los niños pueden entender la función básica del gesto de señalar que realizan los adultos como focalizador de un referente. También durante este período, los niños desarrollan la capacidad de seguimiento de la mirada y la mirada compartida, habilidades que serán fundamentales para que los niños aprendan a señalar. Sin embargo, no será hasta un poco más tarde, concretamente a partir de los diez o doce meses, que los niños mostrarán que son capaces de distinguir funciones comunicativas concretas del gesto de señalar, como la función imperativa (los adultos le piden un objeto) o la función declarativa (los adultos le muestran un objeto).
En la conversación con los niños, el gesto de señalar se suele emplear para dirigir la atención de alguien hacia un referente, y se debe diferenciar de otros gestos convencionales que sirven para referirse a significados más concretos, tales como mover la mano para saludar o hacer un gesto que indique la forma de algo. Los niños comienzan a señalar con toda la mano o con el dedo índice. Al principio los gestos pueden ser poco evidentes pero pronto aprenden a coordinar la extensión del brazo y el dedo índice con su interés visual. Se suele considerar que los niños señalan con diferentes motivaciones. Pueden usarlo con intención declarativa, como diciendo “fíjate en este objeto” o imperativa, como diciendo “dame este objeto” (ver Intencionalidad).
Utilizar el dedo o la mano para señalar constituye una habilidad comunicativa esencial durante el primer año de vida que permite atraer la atención de una persona del entorno hacia un referente de interés.
Señalar es un indicador clave de la construcción del lenguaje a partir del primer año de vida.
A partir de los doce meses, los niños son capaces de señalar al lugar donde antes había objetos que ya no están allí. Esto indica que ya comprenden la función del señalamiento como herramienta comunicativa independientemente del referente en sí.
Los niños que señalan a más cosas diferentes suelen ser aquellos que tienen más vocabulario unos meses más tarde. De hecho, diferentes estudios han demostrado que aquellos objetos que señalan más a menudo coinciden con sus primeras palabras.
Los niños de 12 meses también empiezan a combinar los gestos y las vocalizaciones, produciéndose, por ejemplo, el señalar hacia un objeto mientras se dice “dada” al mismo tiempo. Parece que estas producciones combinadas tienen una función de insistencia en situaciones en las que el niño quiere asegurarse de que el adulto mira hacia el objeto de interés. La capacidad de producir el habla y el gesto de forma simultánea con un mismo significado e intencionalidad para dirigir la atención del adulto hacia un referente es un claro precursor del desarrollo del lenguaje.
El gesto de señalar constituye, pues, una habilidad referencial y universal que tiene una gran influencia como precursor en el desarrollo del lenguaje, la adquisición del vocabulario y la construcción gramatical.